jueves, 21 de marzo de 2013

Yasuni Oro Verde


ORO VERDE
“La verdadera riqueza de Yasuní no descansa bajo tierra ni en forma de minerales dorados, sino en su extraordinaria y única biodiversidad y en los pueblos indígenas que han elegido vivir en aislamiento, resguardados en la espesura de la selva…”
Debido al interminable número de récords estadísticos que el Yasuní, como el hecho de que hay más especies de hormigas en un árbol de Yasuní que en toda Inglaterra, es necesario reenfocar la atención del petróleo que descansa en su subsuelo hacia la importancia de su riqueza biológica y cultural, para proporcionar alternativas sostenibles para la región.
Porque las vidas de la gente de Yasuní no pueden y no deben tener un precio, porque es importante para todos el entender que esto no se trata simplemente de una lucha del petróleo contra los árboles, sino del derecho fundamental a la vida de todo ser humano.
Por todo eso, y por lo que puedes encontrar en esta web, el libro y el resto de internet, Yasuni es Oro Verde y debe ser protegido

El Dorado

EL DORADO

En 1541 el explorador Francisco de Orellana se aventuró en el corazón de Yasuní en busca del misterioso “El Dorado”, un reino de oro, minerales y piedras preciosas…
Los ríos de la Amazonía han llevado siempre exploradores, colonizadores y misioneros en busca de sueños, mitos y leyendas sobre lo que se esconde entre la frondosa vegetación de la selva. Todos ellos dejaron su marca, cambiando el destino de Yasuní para siempre.
De entre esos aventureros atraídos por los secretos de la Amazonía, fue el español Francisco de Orellana quien, en 1541 abandonó Quito junto a Francisco Pizarro y finalmente descubrió la desembocadura del río Amazonas.
Su motivación era el oro. Orellana había oído historias sobre un reino de oro, minerales y piedras preciosas escondido en lo más profundo de la selva, El Dorado. La expedición de Orellana se ha convertido en uno de los episodios más famosos de la historia de la Amazonía y la región fue bautizada con su nombre

Yasuni el ulitmo paraiso


Kichwa



KICHWA

Los actuales Kichwa amazónicos son descendientes de los antiguos habitantes de la región: los Quifkos, Záparas, Omaguas, Achuar y Siona. En la propia comunidad Kichwa hay otros subgrupos.
Los Kichwa amazónicos son también conocidos como Naporunas, que significa “pueblo del río Napo” en su lengua tradicional. De acuerdo con las creencias de los Kichwa, el padre (el río Napo) fertiliza a la madre (la tierra) para asegurar la abundancia.

Shuar

SHUAR

El origen exacto de la cultura Shuar se ha perdido en el tiempo. Los Shuar que hoy en día viven en Yasuní no son originarios de esta zona, sino que se trasladaron allí a finales de 1980 desde el sur de Ecuador. Los Shuar son conocidos, para bien o para mal, por practicar tzantz, una antigua costumbre que consistía en reducir las cabezas de sus enemigos.

Tagaeri y Taromenane

TAGAERI Y TAROMENANE

El pueblo Tagaeri se separó del Waorani en 1968 cuando, liderados por Taga, decidieron rechazar la colonización y huyeron a lo más profundo de los bosques para vivir en aislamiento.
Junto a los Taromenane constituyen las dos últimas comunidades indígenas que actualmente viven en aislamiento voluntario en Ecuador.
El origen de los Taromenane es desconocido, pero se cree que de alguna manera están emparentados con el pueblo Waorani.

WAORANI

WAORANI

Los Waorani han vivido en el Yasuní durante siglos. Se cree que hoy en día hay alrededor de 2.300 Waorani, que viven mayoritariamente en sus tierras ancestrales, situadas entre los ríos Curaray y Napo.
Los Waorani, cazadores y recolectores semi nómadas, necesitan un amplio territorio para desarrollar su medio de vida tradicional. Sus tierras solían extenderse más de 2.000.000 hectáreas, pero hoy en día cuentan tan solo con algo más de 612.560 hectáreas que ni siquiera les son respetados en su totalidad.